Sebastián Pascual Rambert nació en Quilijes, Argentina el 30 de enero de 1974.
A poco de debutar en primera Pascualito se convirtio en la gran promesa del fútbol argentino en sus comienzos en Independiente. Campeón de la Supercopa, donde a base de goles y buenas actuaciones llegó incluso a jugar con la selección Argentina. Fué quien convirtió el primer gol de la Seleccion de Passarella, y poco después transferido al Inter de Italia junto a Javier Zanetti por 6.550.000 dólares, todo con solo 21 años.
El "avioncito" (mote referido a la forma que tenía para celebrar sus goles) no llegó a jugar ni un minuto en el Inter a causa de varias lesiones.
Rápido pero escuálido delantero, fichó por el Zaragoza la temporada 95/96 junto con su amigo Gustavo López.
Debutó en Liga en un partido ante el Valladolid correspondiente a la jornada 17 de la temporada 95/96 que vencerían los maños por 5-3, siendo el autor de uno de los goles y una de las figuras de aquel encuentro, como bien relata la crónica aparecida en el diario El Mundo: "Sebastián Rambert tardará mucho en olvidar su debú con la camiseta del Real Zaragoza. El que fuese delantero del Independiente de Avellaneda y del Inter de Milán se salió. El argentino estuvo rápido, efectivo y provocador -Díaz Vega le sacó una tarjeta amarilla por fingir un penalti-. Precisamente fue con una pena máxima efectuada sobre él mismo como Rambert tuvo la oportunidad de abrir su casillero goleador, con lo que pudo explicar con hechos por qué se le apoda «El avioncito». Rambert abrió sus brazos y festejó el gol como a él le gusta, simulando el vuelo de un Boeing 747. Después, Rambert puso su sello logrando el tercer gol del Zaragoza antes del descanso."
Tras su estruendoso debú y con la mayoría de los niños aragoneses imitando el avioncito en cada uno de los recreos, el bueno de Pascualito completó una impresionante racha convirtiendo 3 goles en 5 partidos (1 de ellos nada más y nada menos que al Real Madrid).
Tras eso y con el listón muy alto, poco a poco fue apagándose su estela y su fútbol, al tiempo que en los patios de los colegios los infantes comenzaron a preferir imitar e idolatrar los gestos de un jovencísimo Fernando Morientes dejando de lado a un Rambert dedicado a pelear por un puesto en el once con Dani García Lara. Otros 2 goles más en 15 partidos de Liga y 5 de Copa completan su pobre y olvidable bagaje por nuestro fútbol antes de regresar a su país para iniciar una clara cuesta abajo física y deportiva que le hizo deambular sin éxito por Boca (apenas un hat-trick a River en un clásico de pretemporada), River, Iriaklis FC (Grecia) y Arsenal de Sarandí, antes de retirarse en 2003 a la temprana edad de 29 años.
Hay quien dice que Sebastián Rambert quedó gafado para siempre a raíz de un anuncio que rodó en pleno apogeo mediático-futbolístico cuando estaba en Independiente en el que le convertía un gol (por toda la escuadra) a Dios, algo que parece quedar demostrado vista la tremenda racha de fracasos deportivos que encadenó el bueno de Pascual tras eso: Inter, Zaragoza, Boca, River, Iriaklis y Arsenal.
Tras su retirada en 2004, pasó a formar parte del equipo técnico del Arsenal de Sarandí, y de allí fué segundo entrenador de Ramón Díaz en San Lorenzo de Almagro.
A poco de debutar en primera Pascualito se convirtio en la gran promesa del fútbol argentino en sus comienzos en Independiente. Campeón de la Supercopa, donde a base de goles y buenas actuaciones llegó incluso a jugar con la selección Argentina. Fué quien convirtió el primer gol de la Seleccion de Passarella, y poco después transferido al Inter de Italia junto a Javier Zanetti por 6.550.000 dólares, todo con solo 21 años.
El "avioncito" (mote referido a la forma que tenía para celebrar sus goles) no llegó a jugar ni un minuto en el Inter a causa de varias lesiones.
Rápido pero escuálido delantero, fichó por el Zaragoza la temporada 95/96 junto con su amigo Gustavo López.
Debutó en Liga en un partido ante el Valladolid correspondiente a la jornada 17 de la temporada 95/96 que vencerían los maños por 5-3, siendo el autor de uno de los goles y una de las figuras de aquel encuentro, como bien relata la crónica aparecida en el diario El Mundo: "Sebastián Rambert tardará mucho en olvidar su debú con la camiseta del Real Zaragoza. El que fuese delantero del Independiente de Avellaneda y del Inter de Milán se salió. El argentino estuvo rápido, efectivo y provocador -Díaz Vega le sacó una tarjeta amarilla por fingir un penalti-. Precisamente fue con una pena máxima efectuada sobre él mismo como Rambert tuvo la oportunidad de abrir su casillero goleador, con lo que pudo explicar con hechos por qué se le apoda «El avioncito». Rambert abrió sus brazos y festejó el gol como a él le gusta, simulando el vuelo de un Boeing 747. Después, Rambert puso su sello logrando el tercer gol del Zaragoza antes del descanso."
Tras su estruendoso debú y con la mayoría de los niños aragoneses imitando el avioncito en cada uno de los recreos, el bueno de Pascualito completó una impresionante racha convirtiendo 3 goles en 5 partidos (1 de ellos nada más y nada menos que al Real Madrid).
Tras eso y con el listón muy alto, poco a poco fue apagándose su estela y su fútbol, al tiempo que en los patios de los colegios los infantes comenzaron a preferir imitar e idolatrar los gestos de un jovencísimo Fernando Morientes dejando de lado a un Rambert dedicado a pelear por un puesto en el once con Dani García Lara. Otros 2 goles más en 15 partidos de Liga y 5 de Copa completan su pobre y olvidable bagaje por nuestro fútbol antes de regresar a su país para iniciar una clara cuesta abajo física y deportiva que le hizo deambular sin éxito por Boca (apenas un hat-trick a River en un clásico de pretemporada), River, Iriaklis FC (Grecia) y Arsenal de Sarandí, antes de retirarse en 2003 a la temprana edad de 29 años.
Hay quien dice que Sebastián Rambert quedó gafado para siempre a raíz de un anuncio que rodó en pleno apogeo mediático-futbolístico cuando estaba en Independiente en el que le convertía un gol (por toda la escuadra) a Dios, algo que parece quedar demostrado vista la tremenda racha de fracasos deportivos que encadenó el bueno de Pascual tras eso: Inter, Zaragoza, Boca, River, Iriaklis y Arsenal.
Tras su retirada en 2004, pasó a formar parte del equipo técnico del Arsenal de Sarandí, y de allí fué segundo entrenador de Ramón Díaz en San Lorenzo de Almagro.
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