lunes, 23 de mayo de 2011

La salvación en el Ciutat de Zaragoza



Faltan palabras para describir lo sucedido el pasado sábado en Valencia. Ya desde primera hora de la tarde fueron llegando los autobuses llenos de ilusión zaragocista. Y las calles cercanas al estadio se tiñeron de blanquiazul.


Uno, que llevaba en Valencia desde el jueves, no se podía imaginar la que se estaba preparando. Algo escuchaba del éxodo zaragocista pero cuando lo ví con mis propios ojos sentí un subidón enorme.


Llegamos por cuestiones logísticas sólo hora y media antes del partido, media hora tuvimos para introducirnos en la marea zaragocista y rebañar alguna de las pocas cerevezas que quedaban por los bares de los alrededores. En la mayoría de establecimientos no quedaba ya ni cerveza ni hielo. Menos mal que un restaurante chino cercano fué previsor y nos pudimos agenciar unas tibias galimbas.




Fuí solamente con mi prima Rosa, valenciana, y si yo estaba alucinado con lo que estaba viendo, sus ojos estaban como platos viendo una de las zonas que ella conoce que parecía que estaba en otro lugar.


En el centro comercial colindante al estadio les entró el temor al ver a tanta gente y a varios nos hicieron dar la vuelta por llevar una lata de cerveza en la mano. Resulta curioso, pero bueno, sólo queríamos atravesar el centro para llegar a la calle del Ciutat de Valencia.


Nos quisimos meter pronto en el campo, y lo hicimos con más de tres cuartos de hora de margen. Pues bien, cuando llegamos a las gradas ya estaban pobladísimas de zaragocistas.


Y fué un espectáculo ver cómo seguian entrando hasta llenar tres cuartas partes del aforo, tan sólo un lateral, el del palco, era levantinista. Y por supuesto alguno salteado entre los zaragocistas. También era emocionante el estar animando desde antes incluso de empezar el calentamiento de los equipos.



Nuestros jugadores se veían concentrados y en nosotros la sangre hervía ya por que comenzara la disputa. El calor de una afición volcada les llegó y desde que comenzó el partido no dejaron de sentir nuestro aliento. En el primer minuto el Ciutat de Levante temblaba con el himno cantado por 12.000 gargantas.


Pronto nos avisaron nuestros amigos de Barbastro que el depor perdía contra el Valencia. Los que llevaban radio eran los más solicitados de la grada.


Se fueron los del Zaragoza al ataque desde el comienzo, y en el minuto 8 ya festejamos un gol de Boutahar, que se anuló por fuera de juego (acertó). Oportunidades las teníamos de todos los colores, Diogo de cabeza, Lafita de lejos... Y otro gol anulado de cabeza (éste más dudoso). Le empezamos a coger manía al linier, pues también se tragó un penalti sobre Diogo. Un descerebrado tiró un vaso al campo desde cerca nuestra.


Menos mal que el tercer gol que celebramos sí que valió. Gabi clavó una nueva falta por la escuadra y el júbilo estalló en el campo. Se fueron a una de nuestras gradas a celebrar el tanto en una bella comunión con la afición que les llevaba en volandas.



Los cánticos eran ya de una alegría desbordante, y aprovechamos el descanso para engullir el bocata que de no ir ganando no hubiera pasado por el garganchón.


Lafita se seguía saliendo en la segunda parte, un cabezazo de Diogo al larguero... Casi!! Salió Braulio por el desafortunado Uche, y Jorge López por Boutahar y hubo gente que le pitó. No era el día de pitar a ninguno de los nuestros, no estuvo bien.


El que se llevó la gran ovación fué Ander, que se fué con lágrimas en su último partido con la elástica blanquilla.


Con el 2-0 nuevamente de Gabi llegó la tranquilidad, pero como somos el Zaragoza nos tenía que tocar sufrir y el Levante en su primer tiro a puerta metió gol. Quedaban 10 minutos y por lo que sucedía en otros campos nos podía valer el empate pero no nos podíamos confiar... ¡AHORA MÁS QUE NUNCA REAL ZARAGOZA!!!


Y final felíz. Con el pitido del árbitro locura en las gradas y en el campo. Abrazos con todos los que nos rodeaban.


Los jugadores repartieron sus camisetas entre la afición, Gabi salió a hombros, no es para menos, nos rendimos todos a su entrega como capitán, sus 11 goles han tapado muchas de las carencias del equipo. Hubo vuelta al ruedo entre aplausos.


Del Ciutat de Valencia no se quería ir nadie, si no fuera por el cordón policial la invasión de campo hubiera existido.


Agapito se llevó lo suyo de toda la afición al abandonar el palco.


Los jugadores volvieron a saltar al campo a festejar como si de un título se tratara. Hasta los hijos de Jorge López se lo pasaron pipa metiéndose en la portería mientras la gente cantaba gol.


Media hora después se empezó a desalojar el campo y un río de zaragocistas cubría la avenida hasta los autobuses.


El sábado no hubo título, pero nadie de los que allí estuvimos podremos olvidar esa noche. El sentimiento fué como el de Monjuic, pero sin trofeo. Mi prima, valenciana y barcelonista no dejó de animar al igual que yo y me sorprendió verle cantando a pleno pulmón el himno del Real Zaragoza. Desde el sábado no se le olvidará que había un tal Gabi que nos salvó con sus dos goles, que hubo un tal Ander que lloraba por dejar éste club. Y también que el Señor Agapito era el único que nos ponía de mala leche. En Valencia tenemos una zaragocista más.


Espero que en el Foro Telemark se viviera también el partido con mucha pasión.

1. Levante: Munúa, Javi Venta, Héctor Rodas, Ballesteros (Robusté, m.72), Cerra; Pallardó, Xavi Torres, Jefferson Montero, Xisco Muñoz (Jorda, m.61); Rubén (Wellington Silva, m.56) y Stuani.

2. Zaragoza: Leo Franco, Diogo, Jarosik, Da Silva, Paredes; Gabi, Ponzio, Boutahar (Jorge López, m.65), Ander (Nico Bertolo, m.72); Lafita y Uche (Braulio, m.56).

Goles: 0-1, m.39 Gabi. 0-2, m.73 Gabi. 1-2, m.80 Stuani.

Árbitro: Fernández Borbalán (C. Andaluz). Amonestó por el Levante a Munúa, Xavi Torres, Pallardó, Robusté y Stuani, y por el Zaragoza a Gabi, Diogo, Paredes y Braulio.

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 38 de Primera División disputado en el estadio 'Ciutat de Valencia' ante 19.102 espectadores

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