lunes, 29 de marzo de 2010

Festival en la Romareda



Tuve cena y ví el partido a ratos así que no puedo crear una crónica propia.

Esta era la particular final de Champions que afrontaba el Real Zaragoza en la búsqueda de la permanencia en Primera, según anunció José Aurelio Gay en la víspera del encuentro, y sus jugadores se comportaron como si de tal cita se tratara. Desplegaron una intensidad y un coraje que habían quedado enterrados unos días antes, en Almería. Pero en esta ocasión, exhibieron una disposición irreprochable, en una exposición de fútbol generosa, franca, sin que cupiera reserva. La dedicación destinada a la empresa, que no era sencilla en ningún caso, terminó por transformarse en una goleada al Valencia.
Es cierto que el rival se empleó en La Romareda sin Villa ni Silva en su vanguardia. Tampoco estuvieron Albelda, Baraja o Marchena en el centro del campo, y atrás Unai Emery debió amoldarse a las circunstancias ante las ausencias del portugués Miguel y de Mathieu. Pero nada de esta relación resta valor al triunfo local, basado en méritos propios, no en dejaciones de función o en un liberal dejar hacer por parte del rival, que aspira a la auténtica Champions.
Gay regresó a sus planteamientos más conocidos, a los nombres comunes en sus alineaciones y a la disposición táctica que más provecho le ha producido desde que tomó la dirección deportiva del proyecto. Exigido por la crítica y, sobre todo, por la mala experiencia vivida en el estadio Juegos del Mediterráneo de Almería, volvió sobre sus pasos, en una postura de apariencias prudentes al primer golpe de vista. El partido le dio la razón, casi una razón absoluta. Obtuvo el fruto y la gloria de un triunfo ante un grande de la Liga.
La contienda se cerró en la grada con una fiesta. Corrió la ola por los anfiteatros y se corearon nombres de varios futbolistas locales, en una hermandad entre equipo y afición que, desde luego, puede hacer más fuertes a los hombres de Gay. De este tipo de encuentros se alimenta el espíritu colectivo, que tuvo ayer algún nombre propio.
La presencia de Contini, fundamental
La presencia de Marco Contini la agradeció todo el equipo, no sólo la línea de defensa, donde también brillaron Carlos Diogo y Jiri Jarosik, ambos goleadores. Con el transalpino en el eje de la retaguardia se ganó en carácter, en firmeza, en personalidad, en seguridad, en todos aquellos aspectos que cohesionan a un bloque y lo arman desde su base. El liderazgo que ejerce Contini dentro del terreno ha cobrado en unas pocas semanas un peso manifiesto. Es la voz que manda. Anoche firmó un encuentro memorable. Zaragoza necesitaba un temperamento de este estilo y por fin parece que lo ha encontrado. Gerhard Poschner, el director general, se empeñó en buscarlo durante la revolución de invierno y con la primavera recién iniciada comienza a ser evidente a ojos de todo aquél que quiera verlo. El gol anotado por Carlos Diogo cuando se aproximaba la conclusión de la primera mitad significó la concreción de los méritos adquiridos por parte del conjunto aragonés. Durante ese tiempo creó más fútbol y llegó al área rival con intenciones mejor definidas. Zigic, por su sola estatura, y una incorporación vertical de Mata fueron los mayores riesgos padecidos. Roberto dio respuesta cuando fue preciso y la fortuna evitó que uno de los remates del gigante serbio encontrara el destino que pretendía. Durante ciertas fases dio la impresión de que los mayores contratiempos podían llegar de parte de Paradas Romero, un árbitro arbitrario y de escaso rigor. Alteró por medio de su desvarío a la grada de La Romareda, que le dedicó pañuelos, pitos y lenguaje duro; pero no desvió al equipo aragonés hacia sendas equivocadas. En este sentido, no importó en exceso que escamoteara un palmario penalti cometido sobre el ‘Chupete’ Suazo, cuando el chileno se disponía a disparar con todo a su favor. El Real Zaragoza siguió en lo suyo, en su empeño, que no era otro que ganar en primer término la batalla del centro del campo y la trama del encuentro como consecuencia derivada. La expulsión de Zigic poco antes de acudir al descanso terminó por aclarar el horizonte. Frente a diez jugadores durante la segunda parte, el Real Zaragoza saltó al césped decidido al liquidar cualquier debate de fondo. Amenazó Suazo y concretó poco después Arizmendi, despejando cualquier interrogante que se pudiera plantear. Con esa ventaja nítida, el Real Zaragoza aún creció algo más, al mismo tiempo que el equipo de Emery se entregaba a la suerte definitiva del partido. Jarosik, con un remate a la salida de un córner, terminó por cerrar el partido con marcador de goleada. A partir de ahí, el Zaragoza navegó con el favor de la corriente. Dejó que las cosas transcurrieran dentro del orden que quiso. Sus jugadores guardaron bien el balón en el centro mediante apoyos cortos y constantes, de la misma manera que se cerraron bien. Alguna internada por la banda de Joaquín y Pablo Hernández provocó que el músculo de Contini y la defensa se tensara al máximo, mas esos lances nunca terminaron por convertirse en algo de interés para el equipo valenciano. Emery, sin la convicción necesaria, hizo cambios; pero tuvieron un aspecto más formal que de contenido. Ni Vicente ni Baraja le aportaron tramas nuevas o giros inesperados. El partido tenía un dueño, el Real Zaragoza, que no dejó que se le fueran de las manos las riendas. Una vez que las tomó, siempre las tuvo bien sujetas y cortas. Sólo fue cuestión de dejar correr el tiempo para que se produjera el triunfo que era necesario desde diferentes perspectivas: desde la inmediata, que atañe a la clasificación, a la más honda, que hace referencia a las creencias relativas al modo en que discurrirá el futuro.

¿Está sonriendo?

3.-Real Zaragoza: Roberto, Diogo, Contini, Jarosik, Paredes, Edmilson, Gabi (Abel Aguilar, min. 87) Arizmendi, Eliseu (Colunga, min. 80), Ander (Pennant, min. 74) y Suazo.

0.-Valencia: César, Bruno, Maduro, Dealbert, Alexis, Fernandes, Ever (Baraja, min. 83), Joaquín (Vicente, min. 80), Pablo H., Mata (Domínguez, min. 68) y Zigic.

Goles: 1-0, Diogo (min. 41); 2-0, Arizmendi (min. 52); 3-0, Jarosik (min. 70).

Árbitro: José Luis Paradas Romero (colegio andaluz). Amonestó por el Real Zaragoza a Contini (min. 24), Edmilson (min. 24), Diogo (min. 40) y Paredes (min. 85). Por parte del Valencia a Alexis (min. 29), Mata (min. 58) y Joaquín (min. 64). Expulsó con doble tarjeta amarilla a Zigic (mins. 24 y 45).

Vídeo del partido

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